3 mar 2010

Arrepentimiento.

Es una manía. Una manía que es buscar respuestas que justifiquen las verdades. Tengo muchas dudas. Entre tantas no encuentro una verdad, esa verdad que solo yo puedo hacer existente, que solo yo puedo crear. El síndrome de justificar lo injustificable y estar cubierto de dudas, de arrepentimiento. Arrepentimientos existentes en todas partes, no por lo que se vive, sino por lo que se pudo vivir y no se vivió. Arrepentimiento inexistente. Al fin de esquivar el “resultado”, las dudas se entremezclan. La duda la tuvo uno, y el otro, tal vez, jamás. En “casi” todos los casos nadie es culpable y la verdad es más que obvia. Al final todo resulta ser una mentira “alimentada de las dudas que tengo”. Pero no importa. No importa si no se ha conseguido nada. Porque por todos esos momentos que deje pasar, conozco la experiencia de mis miedos. Por esos mismos momentos he aprendido a no volver a cometer mis equivocaciones, y corregirlas sin sentir temor. Insistir es de tontos, no lo creo. Se persigue otro objetivo, tal vez. Por eso al final, ya todo resulta ser.

No hay comentarios:

Publicar un comentario